lunes, 2 de junio de 2014

El sueño del Doctor Castellano hecho realidad: el Giro como fin en sí mismo


Ahora que el Giro está atravesando una época dorada, es bueno echar la vista atrás y rendir un merecido  homenaje al arquitecto de la moderna ronda transalpina. A él le debemos la inclusión de ascensiones como el Mortirolo, Zoncolan, Fauniera o Finestre y el concepto de finales emboscada o en repecho que tanto abundaban en las carreras diseñadas por él y que tanto ha pervertido nuestra Vuelta en los últimos tiempos. Por supuesto nunca faltó en sus trazados una buena ración de cronometradas.

Hablamos de Carmine Castellano, que tuvo responsabilidades deportivas en el Giro desde 1989 a 2004. Primero como ayudante de un Torriani con una salud cada vez más deteriorada y luego a partir de 1993, con plenos poderes. Su última aportación fue el Giro 2005 que diseñó prácticamente en su totalidad y en el que se le permitió ser Director de Carrera pese a no ostentar ya la jefatura de RCS.

1984-1995: El ganador del Tour sale del Giro

Él siempre tuvo claro que el núcleo duro del Giro debía estar compuesto por escuadras italianas y fue duramente criticado por darles preferencia sobre las formaciones extranjeras. Castellano sabía que casi todas las figuras foráneas venían a Italia a preparar La Grnde Boucle. Ecuación casi infalible.  En tanto en cuanto les sirvió para este fin, acudieron. Cuando juzgaron que se había hecho incompatible con ese objetivo, eligieron otras carreras.

1996-2012: Fase de supervivencia

Así, a lo largo de casi dos décadas, pudo verse por carreteras transalpinas a Ullrich, Zulle, Armstrong, Wiggins, Evans o Contador. Pero con cuentagotas, en ocasiones obligados por sus equipos, o por la circunstancia de no ser invitados al Tour. Las más de las veces para rodarse de cara a julio. Por supuesto que hay alguna excepción como Jalabert, Sastre o Vinokourov, competitivos en cualquier evento al que se presentaran. Pero también mucho astro en declive. A pesar de los malos tiempos, el Giro no perdió su autoestima ni el favor de sus aficionados y corredores nacionales.

2013-¿?: Vuelven los tiempos de abundancia

Con una sabia utilización de los mass media y las nuevas tecnologías, RCS está volteando la situación. Cada vez más ciclistas importantes quieren conocerlo Ahora los que acuden al Giro lo eligen como primer plato. Y eso tiene mérito porque esto puede llegar a comprometer su rendimiento no ya en el Tour sino también en la Vuelta. Tal es la dureza de la corsa rosa. Lo que él no pudo conseguir con toda su sapiencia, hoy es una realidad. Pero sin su herencia hubiera sido harto difícil.

El Giro es un evento global, que puede mirar cara a cara al Tour. Y esta sana competencia es buena para el mundo del ciclismo. Le preguntaban el año pasado en la RAI a Don Carmine que si el Giro había sido una pasión o un trabajo. Y él respondía, sin dudar, lo segundo. Desde aquí le agradezco, pues, su profesionalidad.